La Habana, 10 mar (PL) Hasta hace relativamente poco, la existencia de dos tipos de elefantes africanos era desconocida, pero se reveló con la confección del primer mapa del genoma de la familia Elephantidae.
El estudio -dirigido por la estadounidense Universidad de Harvard y publicado en la revista Proceedings of the Naciontal Academy of Sciencies- destaca que el elefante de la sabana (Loxodonta africana) y el del bosque (Loxodonta cyclotis) vivieron durante 500 000 años sin ningún contacto.
Los resultados de esa evaluación -para la cual se empleó lo que se considera una forma novedosa de marcar en ADN- precisaron que en el pasado hubo numerosos cruces entre elefantes, mastodontes y mamuts, pero la búsqueda de más elementos que amplíen el conocimiento no ha concluido.
David Adelson, director del departamento de Bioinformática de la también Universidad australiana de Adelaide, declaró que lo más sorprendente fue «el grado de cruces entre especies. Realmente no nos esperábamos un intercambio de genes entre mamuts, mastodontes y los antepasados de los elefantes modernos».
Pero en los últimos tiempos, la especie también se convirtió en elemento de referencia en cuanto a configuración genética se refiere, ahora se conoce que elefante africano tienen el mayor número de genes OR (olfativos receptivos).
Un estudio publicado en la revista Genome Research, incluye la importancia del sentido del olfato para la supervivencia de las especies en las condiciones de la vida silvestre. De ahí la capacidad de detección de sujetos peligrosos en las áreas tradicionales de su hábitat y que puedan resultar riesgosos para la manada.
En la investigación al respecto se concluyó que el elefante africano tiene el repertorio olfativo más amplio, con casi 2 000 genes OR, cinco veces más que los seres humanos.
«Las funciones de estos genes no se conocen bien, pero probablemente son importantes para las condiciones de vida de los elefantes africanos. Al parecer, la trompa de un elefante no solo es larga, sino también superior», agregó el japonés Yoshihito Niimur, en un artículo sobre el paquidermo.
Pero uno de los identificadores más importantes de la especie es su memoria, se dice que ellos son capaces de nunca olvidar, pues poseen una función cerebral muy avanzada.
La forma bastante extendida de medir la inteligencia animal es mediante el llamado coeficiente de encefalización, que resulta de la proporción entre tamaño del cerebro y peso corporal, por lo que el elevado índice resultante sugiere a los científicos que los elefantes tienen una memoria muy poderosa.
El cerebro de estos es de los mayores en los mamíferos -su peso es de 4,7 kilogramos-, pero eso no determina una gran inteligencia, aunque parezca contradictorio.
Algunas anotaciones científicas indican que en ese órgano permanecen «archivadas» informaciones relativas -por ejemplo- a individuos que maltrataron a los elefantes y a esos no los olvidan las víctimas.
No obstante, si bien esas facultades lo ayudan a vivir, el elefante es una de las principales víctimas de la caza ilegal, cuyos perpetradores buscan obtener los colmillos, considerados en diversos lugares del planeta con poderes afrodisíacos y medicinales, además de material para piezas de artesanía.
Redescubriendo al elefante
Por Onelio García